martes, 2 de diciembre de 2008

Entre el Calvario...

Me sentia como un ratoncillo de laboratorio, mientras los doctores me observaban y expresaban miradas antes que palabras de asombro e ignorancia en cuanto a mi padecer...
- es muy extraño -
decia uno, con la respiracion agitada
- jamas habia visto algo parecido -
dijo otro, cuyo aspecto era similar al del señor barriga, los demas me miraban y giraban a mi alrededor, mientras yo sufria para darles señales de que estaba apenada al tenerlos tan cerca y enfundada en tan escasa ropa, tan solo una diminuta bata de hospital me cubria lo que alcanzaba; pero lo mas cruel fue al ver llegar a mi madre vestida como cirujana en plena operacion portando un tapa bocas, que casi le cubria los ojos y le estorbaba para hablar pero no tenia permitido quitarselo, aun asi pude ver en sus ojos lo que jamas pense ver, (o talvez era mi imaginacion), pero tenia terror de tocarme, su distancia nunca fue menos de medio metro, y yo queria abrazarla, porque tenia una sensacion de rechazo, con su voz inentendible e inescuchable la vi decir un hasta pronto antes de darme la espalda y salir, dejandome sola en aquello que no parecia un cuarto...
yo puedo aguantar todo lo que me hicieron entre piquetes, sueros, pomadas y gotas, aun la mirada de espanto de cualquiera que me viera llena de ampollas, y tan roja como una fresa, pero jamas soportare la mirada fria de mi madre, eso si calo mis huesos y me puso a la defensiva
¿que hago entonces?
me pregunte
¿le recuerdo la causa del porque estoy asi?
¿o simplemente huyo de su lado?
reproches no quise causarle, asi que decidi tragarme el sentimiento tan confuso que albergaba en mi mente (y en el corazon)
-alguna explicacion tendra despues para mi-
me dije, para consolarme;
la alergia que cubrio mi cuerpo me mantuvo espantada y alejada de todos, y mientras estaba en mi guarida pensaba en no salir nunca, esperaba que llegara la luz que me acompañaria a mi destino final, y con ansias le exigia a Dios que me dejara ir, aunque de sobra sabia que no alcanzaria su juicio, pero cualquier cosa se me hacia mejor que mi condicion de cuarentena.
aun asi lo mas grato fue el compartir el tiempo, espacio y angustia con el unico ser que jamas se me a alejado, Dios siempre estuvo conmigo, y cuando veia mis lagrimas que mojaban la alfombra, levantaba mi rostro con su mano perforada, y me decia entre voces... regresa tu mirada ... no llores y ve en mis manos las señas del calvario... que a mi tambien me dolio...

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