lunes, 3 de noviembre de 2008

Despistada...


Cuando el niño se dio la vuelta y se alejo de la mesa, una sensación de miedo e intranquilidad se apodero de ella, sentada sola en la mesa mas alejada del café bellini donde esperaba con desesperación a su antiguo maestro de literatura, habían quedado de verse en ese sitio, por cuestiones de trabajo, tomo la rosa roja que el pequeño le había entregado en sus manos y recordó sus palabras
-¿eres J. verdad?, te la envían-
-¿a mi? ¿quien?-
le pregunto observando a su alrededor
-un hombre, y me dijo que al entregártela te dijera, que era por los buenos tiempos-
le sonrió y se fue, sin esperar ni siquiera una propina, de repente el miedo la sucumbió y sintió la mirada fuerte de alguno de los cafeteros, volteo despacio, buscando sin saber a quien, quiso levantarse y salir del lugar pero recordó que debía esperar al anciano que tan insistentemente estuvo toda la semana pasada pidiéndole una cita para hablar sobre un documental, un libro y etc...
saco una libreta de apuntes y se puso a dibujar algo sin forma, sus manos sudaban nerviosas, su mente viajaba imaginando que el estaba ahí, no era la primera vez después del dictamen a su favor que se sintió paranoica, pues llevaba días tomando precauciones para no ser vista por los mismos lugares, tomo el teléfono y le marco a su amiga
-... hola peke, ¿ya volviste? ¿como te fue?-
-llegue hoy en la madrugada, me fue bien, pero sabes tengo miedo-
-¿miedo? ¿porque? ¿que paso? ¿donde estas?-
-en bellini, necesito que vengas, pero ya, por favor-
-oye tranquila, dime que sucede ¿estas sola?-
-si, bueno hay mucha gente aquí, pero paso algo extraño, siento que alguien me vigila, tengo miedo-
-¿te han dicho que no andes sola? ¿porque no haces caso? -
le reclamo
-es de día, ademas no creo que me pase nada-
-entonces ¿porque tienes miedo?-
-emm, es que alguien me envio una rosa y me dijo que era por los viejos tiempos, osea, seguro que es el-
-¿pero como crees? el esta en prisión, ¿recuerdas?, es imposible que este ahí en bellini, no tengas miedo, todo esta bien, ve a tu casa con cuidado ahora mismo-
-no puedo estoy esperando a alguien, de ahí debo volver al trabajo-
-¿a quien?-
-a mi ex-maestro de literatura quedamos de vernos aquí, pero no a llegado, no puedo hacerle la grosería de irme, no tardara en llegar-
-¿a que horas quedaron de verse?-
-a las 9:00-
-¿a las 9? ¿a las 9 de que día?-
-como que de que día, a las 9 de hoy, es obvio-
-pero peke, ¿si traes reloj verdad?-
-ya sabes que no uso reloj-
-jaja, ay nena, pero si ya son las 10 y media, es lógico que te dejaron plantada, tu ex profe no llego a la cita, ve a tu casa ahora mismo, no te quedes mas tiempo ahí sola-
-¿las 10? no manches llegue tarde a la cita, fui yo quien lo deje plantado, tengo una hora de retraso en mi cel-
le dijo mirando el aparato
el mesero se acerco a su mesa diciéndole que un anciano había preguntado por ella y le había dejado la rosa en señal de que había estado ahí esperándola, sintió como se puso roja de pena
-jajaja, hay peke, pobre señor, lo hiciste ir de enbalde, ya vez no era quien piensas el que te acechaba sigue encerrado, pero oye que poco caballeroso es tu profe, no te espero ni una hora, jajaja-
-no te rías, que no es gracioso que lo planten a uno-
le dijo a su gran amiga, después dio las gracias al joven al mismo tiempo que le pedía la cuenta, salio del lugar suspirando de alivio pero camino con precaución hasta tomar un taxi, tomo el numero de placas antes de subirse pese a la mirada de incertidumbre del taxista, pues el no comprendía que a esta chica la paranoia  le seguía haciendo estragos...

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