martes, 4 de marzo de 2008

El circo...


-¡Damas y caballeros! con ustedes el apuesto y valiente...¨joven guerrero¨,-
la multitud aplaudió, yo me tape los oídos, no es que sea exagerada, si no mas bien los gritones si eran exagerados, nunca me ha gustado estar entre multitudes, me aterra sentir que se me va el aire, pero accedí a acompañar a mis primas que estaban de visita, pretextando que me haría bien salir un rato, a despejar mi mente y olvidarme de mi pasada intervención medica, la feria nacional de mi ciudad fue el lugar elegido, pese a que les rogué que nos dirigiéramos a otra parte, no quería visitar el lugar donde debía estar trabajando, para divertirme, el ver a mis compañeros laborando me hacia sentir traicionera, dejándolos cuando mas necesitaban mi apoyo, pero igual no fue culpa mía, yo hubiera deseado estar con ellos, totalmente sana, pero las circunstancias eran distintas, cuando me vieron llegar corrieron a saludarme dejando a un lado lo que hacían, hasta que la jefa les reclamo volver a sus quehaceres, la obedecieron al instante, y yo después de recibir un abrazo cálido y buenos deseos de su parte me retire para alcanzar a mis desesperadas acompañantes y adentrarnos al interior de la enorme carpa;
después de la gritería de la gente, se apagaron las luces, la pista quedo a oscuras, y unos minutos mas una luz ilumino la silueta de un apuesto hombre, las mujeres del lugar gritaban con mas fervor, sin importarles tener a un lado a sus novios o esposos, yo me reí divertida, mientras disfrutaba unas deliciosas fresas con crema, intente levantarme de mi silla para retirarme de la primera fila, pues no me parecía buena idea estar tan cerca de la pista, sobre todo porque muchas veces los actores invitan a la gente a participar de sus actos, busque con la mirada un lugar vació, pero era inútil, estaba a reventar de lleno, una de mis primas me advirtió que me sentara, o alguien ocuparía mi lugar, la obedecí de mala gana, observando al chico caminar en circulo por la pista, las luces seguían apagadas, mientras el de espaldas llegaba frente a mi, portaba un minúsculo calzón blanco, su abdomen y sus piernas bien formadas lo hacían lucirse, no pude evitar inclinarme hacia adelante para verlo mejor, ya que lo tenia tan cerca, estaba en esa postura cuando de repente se encendieron las luces y me descubrieron observándolo, se escucho al instante la bulla de mis primas y yo pude sentir que me puse tan roja como las fresas que me comía, el chico volteo a mirarme y también sonrió, después de unos minutos, comenzó a enredarse en una tela blanca que bajo del techo, dio tres vueltas mas y ...se elevo...
-¡wow!-
murmure para mis adentros muy sorprendida, el chico volaba con astucia en el aire, parecía una gaviota blanca, después de hacer unas peripecias, bajo, y todos le aplaudimos con admiración, el presentador salio a la pista, haciendo la clásica invitación al publico para que participara
-alguien a soñado volar alguna vez, hoy a llegado su oportunidad-
quise gritar pero no podía, así que solo atine a levantar la mano, pensando que eso haría la mayoría de los allí presentes, pero ¡oops! me equivoque de nuevo, todos gritaron en coro y solo yo levante la mano, como estaba en primera fila, el chico me observo y camino hacia a mi, empece a temblar,
-no es cierto, no es cierto-
decía, pero nadie me escuchaba, aun no me salia la voz, el chico estiro su mano hacia a mi, y la grita se escucho mas fuerte, yo le dije no, moviendo mi cabeza, pero una de mis primas quitándome de las manos mi envase de fresas, me ayudo a poner de pie, seguí diciendo no, pero solo logre que rechiflaran, el chico seguía esperando, su sonrisa me dio confianza y opte por aceptar la invitación, mis manos me sudaban y las seque en mi pantalón, mientras me dejaba conducir por el, la gente aplaudió feliz, el joven me envolvió por la cintura con la tela y después la enredo en mis brazos
-¿sueles confiar en algo?-
me pregunto acercándose a mi
-nunca, confió en algo, solo en Dios-
le conteste
-pues tendrás que hacerlo ahora, no te sueltes de la tela aunque sientas que se desenreda, sigue aferrada a ella y confía-
me dijo muy serio pensé en salir corriendo de allí, pero me detuve al ver a mis primas animándome, así que me dije, a mi misma, -¿conque querías volar no?, pues a llegado el momento-
el chico se aparto de mi lado y corrió a la esquina, tomando otro extremo de tela, que bajaba hasta el piso, se enredo también en ella, y empezó a girar a mi alrededor sin dejar de observarme, yo hice lo mismo aferrándome, como el me había dicho, la gente guardo silencio, me puse tensa y sentí que en cualquier momento me desmayaría, tres giros mas del joven y el piso se me fue quedando abajo, empece a subir mas de tres metros, girando en contra de el, recordé que alguien me dijo un día, -cuando vayas subiendo no mires al suelo, cierra tus ojos e imagínate en el cielo-, y eso hice, finalmente los abrí, y observe hacia abajo, yo seguía girando alrededor de la pista, estaba volando, por primera vez en mi vida, yo volaba, y sin necesidad de alas, mi vuelo que disfrute a mil, termino al sentir que bajaba lentamente y ahora era el joven quien volaba, lo observe contenta, desde abajo, pensaba en desenredarme cuando vi su mano extendida, me invitaba de nuevo a elevarme, hasta las mariposas pensé en el fondo, era otro reto mas, hice exactamente lo que el hizo, y di tres vueltas a la pista, antes de sentirme flotar de nuevo, la velocidad me hacia subir mas de prisa, pero antes de llegar a el, volvió a bajarse, la gente dejo escapar un murmullo de tristeza, el joven bajo su mirada igual de triste, intente girar de nuevo y volvió a elevarse, la música de fondo sonó mas alegre y cuando ambos logramos llegar juntos a la cima, el me envolvió en su tela haciéndome girar mas veloz, era una adrenalina bella, me sentía estupendamente libre, juntos dimos mas de 5 vueltas en el aire
-¡estas volando!-
me decía sonriendo y yo asentía sin mirar abajo
-me llamo ángel-
me dijo antes de bajar al piso y desenredarnos, yo le sonreí, le di las gracias y después ¨el joven guerrero¨ deposito un beso en mi mejilla, me tomo de la mano y caballerosamente me acompaño hasta mi silla, mientras la gente aplaudía contenta, me sorprendió ver que algunos hasta se pusieron de pie, habían sufrido conmigo mientras subía y disfrutaron igual, el que yo ...volara...



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