En los sueños se impregnan imágenes que pueden estar muy lejos de la realidad...
pero algunos parecen tan reales que incluso pueden palparse, olerse... temerse...
durante años mis sueños me han atemorizado, porque algunos carecen de gracia, otros parecen premoniciones... tanto me preocupan que la ansiedad me mantiene en vela nocturna por horas... horas que se han vuelto años de insomnio... me duele la noche, no quiero que venga, me desconcierta cada vez que se que tengo que entrar en mi cama, porque la oscuridad me agobia...
aveces me da por deambular por la casa, y quisiera ahuyentar a la luna gris, y atraer a la mañana quien acurrucada me ha sorprendido frecuentemente en mi ventana...
aveces me arrodillo suplicandole al Creador que me traiga ensueños de los mas profundos...
quisiera dormir, sin soñar... aunque pocas veces se me revelen maravillas, y presencias gratas como la de mi hermano, mi héroe guardián, que aparece siempre para rescatarme de mis horrorosas parálisis del sueño, esas que me ponen rigida, dramatica y me hacen gritar del terror que me causan, aunque mi grito no escapa, se queda enjaulado temeroso como yo, enclaustrado entre lo real e imaginario... entre lo bueno y lo malo...
vaya pesadillas monstruosas... no quiero que vuelvan... y no quiero dormir... no quiero soñar... prefiero vagar somnolienta en las horas nocturnas, aunque el día me cierre los ojos y me ponga a viajar por minutos intensos...
No quiero soñar... aunque a los sueños no hay que tenerles miedo... porque tan solo son metáforas vivientes...
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