Despues de insistirle a mi madre que necesitaba ocupar mi tiempo libre que tendria en las vacaciones del invierno del 98, ella accedio a que me reincoorporara como voluntaria en el hospital infantil de las californias, mi nuevo trabajo consistia en convivir y llevar a pasear a 4 niños del area de preescolar de dicho hospital, por 4 semanas, pero sin goce de sueldo.
alegre por tener algo que hacer, llegue temprano a mi primer dia de trabajo, no me gustaba mucho el hecho de trabajar con niños pero necesitaba llenar mi espacio vacio y varios en mi familia pensaron que me aria bien la convivencia;
Al llegar al hospital la trabajadora social muy amable me condujo hasta el cuarto donde esperaban los niños para ser repartidos, me habian dicho ya que los mios tendrian entre 4 y 8 años de edad, por lo que antes de conocerlos ya me los imaginaba, todos de cabello rubio, ojos azules y algo traviesos, pero me lleve la sorpresa de mi vida cuando al tenerlos frente a mi, casi me voy de espaldas, si no fuera porque una de mis compañeras voluntarias me detuvo, no podia creer lo que tenia frente a mis ojos, al momento un recuerdo de los mas temidos que tenia en mi niñez, vino a mi mente, y me vi tras la gran ventana de mi cuarto, sentada en el divan de madera observando a la gente pasar como solia hacerlo, cuando de repente la figura de alguien acompañada de un alarido fantasmal se puso frente a mi ventana, con sus manos se aferraba a los barrotes de acero y me observaba con sus raros rasgos, haciendo gestos demoniacos, lance un grito horrorizada mismo que me paralizo completamente, hasta mi ventana llego mi madre y me llevo hasta mi cama, sin explicarse que era lo que me habia espantado tanto, dure tres dias soñando con el rostro que me asusto, varios dias despues me tope con la misma persona quien manipulada por alguien, habia ido a buscarme para asustarme de nuevo, al mirarla hizo los mismos gestos que me habian espantado y de nuevo tuve una crisis de panico.
por esa razon durante muchos años creci temiendo mirar los rostros de las personas con trisonomia 21, (sindrome de Down), mi madre me explico muchas veces que eran seres especiales y que no hacian daño, pero no me convencia, por lo cual cada vez que miraba a uno de ellos hacia todo lo posible por esquivarlos.
Cuando me presentaron a los niños que voluntariamente cuidaria, senti terror y estuve a punto de salir del aula, pero la sensacion de unas manos rodeandome los pies me lo impidieron, me quede estatica y poco a poco baje la mirada para descubrir que era lo que aprisiono mis piernas, y me vi reflejada en unos ojillos negros que me observaban fijamente, sus labios sonreian y sus manos estaban dispuestas a no soltarse de mi, como si adivinaran que yo queria escapar, a esa personita se unieron dos mas quienes tambien me abrazaron imitandola, sus carcajadas infantiles me sacaron lagrimas de ternura, jamas imagine que un dia estaria abrazando a una persona con sindrome de Down, la trabajadora social quien se habia dado cuenta de mi indispocision, medio confundida me pregunto si aun deseaba quedarme, le respondi con un si, mientras salia hasta el estacionamiento cargando en brazos a Nizbeth, de 4 años, quien tenia un severo retraso mental y no podia caminar, Xiomara de 6 años, con labio leporino y problemas de lenguaje, me tomaba la mano y los otros dos restantes Carlitos e Ismael con sindrome de Down se aferraban a las presillas de mi jeans.
Y fueron ellos quienes se encargaron de cambiar mi forma de ver la vida, al darme una gran leccion, que por ser tan especial, quedo grabada profundamente en mi memoria...
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